domingo, 1 de febrero de 2009

IX MARXA DE MUNTANYA SANT SEBASTIÀ DE LA VILAVELLA


I prueba puntuable del Circuito Provincial de Carreras de Montaña de la Diputación, después de unas cuantas carreras de las de verdad, es decir, en ruta, vuelvo a la montaña. Preparando el material el sábado recuerdo la última vez que utilicé las zapatillas de trail, fue en Figueroles y coincidió con las molestias en la cintilla iliotibial, espero que no se repita.

En esta ocasión somos tres los Macarrunnings que acudimos a la cita, Pedro, Saúl y yo. Para no hacerlo demasiado fácil, Pedro que nos tenía que recoger con su flamante Freelander, se duerme y retrasa la salida, ¡esto es el Macarrunning Club! Nos acompaña Patri que ha quedado allí con una amiga, si nosotros sufrimos en las carreras, creo que ellas sufren tanto o más las carreras.

Llegamos a La Vilavella a las 8:40, recogemos el dorsal, nos preparamos y corriendo a la línea de salida ¿quién necesita calentar? Llegamos por la parte posterior y hay muchísima gente, así que decidimos dar un rodeo para acceder por el lateral de la meta. A las 9:01 tras unos largos prolegómenos se da la salida, con tanta gente parece imposible avanzar, entre empujones pasamos la alfombra e intentamos empezar a correr. Saúl sale delante, enseguida me corto y no puedo seguirle, intentaré alcanzarle más adelante.

Damos una vuelta por el pueblo en la que intento adelantar a todos los corredores que puedo, muchos me han avisado del tapón que siempre se hace al salir del casco urbano, yo no sufro el tapón, creo que he salido lo suficientemente delante como para evitarlo, pero no veo a Saúl.

Voy con muchas ganas, es otra oportunidad que le doy a la montaña con la esperanza de que esta sea la buena y que las sensaciones, la motivación y la satisfacción sea algo parecido a lo de las carreras en ruta, bendito asfalto.

Hacia el final del 2k se nota que la pendiente empieza a aumentar, cada vez más. Tras un repecho comienza la subida seria, en este punto me da completamente igual la pendiente, voy prácticamente igual subiendo que en llano, me preocupa más la superficie por la que voy, cuando vas pisando entre piedras, raíces, hojas y charcos, ¿dónde quedan la técnica de carrera, el control en la pisada y todas esas cosas?

A diferencia de las carreras en ruta, en las que recuerdo cada km con bastantes detalles, en las de montaña sólo recuerdo momentos puntuales sin poder localizarlos en un punto kilométrico.

La mayor parte del recorrido transcurre por pista, aunque hay tramos de senda muy atractivos, especialmente el tramo en zigzag pasado el 3k. La pendiente es muy marcada hasta alcanzar el 5k, tras el cual hay un falso llano y un ligero descenso antes de continuar con la subida. Llevo un buen ritmo, me encuentro muy bien y las rampas todavía no me pesan.

Llegamos al primer avituallamiento en el 6k, donde sin parar y sin ganas, bebo agua por lo que pueda venir. Pasado el control iniciamos el descenso hasta prácticamente los 7,5k donde el perfil vuelve a picar e inicia el ascenso final. Bajo volando, mucho más seguro que en otras ocasiones y disfruto del descenso.

Cuando comienza la subida sigo estando fresco, pero las cuestas van pesando cada vez más, ahora hay momentos que noto que bajo el ritmo, me adelanta un corredor y me da ánimos, desde aquí se lo agradezco. Es digno de mención la cantidad de público con el que cuenta la prueba, hay mucha gente y en muchos puntos, así da gusto. Empiezo a estar cansado, en las pendientes fuertes camino, me acomodo y camino más de lo que necesito, me doy cuenta, la montaña me desmotiva y hace que desconecte, me convenzo de no volver a caminar más de la cuenta y así lo cumplo hasta el final, pero me arrepiento de haber venido, no disfruto la montaña, la sufro.

Antes del 10k llegamos al control y a partir de aquí comienza el descenso. El terreno es rocoso y está suelto en muchos tramos, me agobio, me canso de estar siempre alerta y desconecto de nuevo de la carrera, veo que por detrás vienen 4 o 5 corredores y les dejo pasar, ni me apetece competir, ni intento seguirles el ritmo, me pregunto cuál es la razón que me hace estar allí. Algo más adelante, cerca ya del 12k, el terreno mejora, ya puedo correr o al menos intentarlo, me animo un poco, alcanzo a algunos de los que me han pasado y sigo su ritmo hasta que en el tramo hormigonado les paso, ahora vuelo.

En el tercer control tampoco paro, alguien de la organización me ofrece glucosa y sin pensarlo la cojo, pienso que más adelante habrá líquido, error, el líquido se queda atrás así que me cuesta tragar la glucosa. Me hubiera venido bien algo de líquido.

No recuerdo el perfil, sólo que había dos subidas fuertes, le pregunto a un corredor que está junto a mi y tampoco lo sabe, ¡soy un desastre! Me llevo una gran alegría al tocar asfalto a falta de algunos km, aunque ahora echo de menos mis zapatillas, las de trail son muy rígidas y pesadas, me noto cargado y tengo problemas de estómago, puede que por el sobre de glucosa. Supongo que ahora ya todo será prácticamente llano y aunque casi casi lo es, me quedaban dos sorpresitas en forma de cuesta que por poco se me atragantan.

Corremos por caminos rurales entre “tarongers i clementins” y sólo noto una ligera pendiente en contra, acercarnos a la meta me da las fuerzas que ya faltan. En este tramo voy junto a un corredor local que conozco que se apellida igual que yo, como todo el mundo le conoce le gritan y animan, yo también tomo esos ánimos para mi, él bromea y me dice: “si que eres conegut al poble!”.

Pasado el 17k llega una rampa de unos 300 m que a estas alturas se hace dura, a pesar de ir ya bastante cansado, saco algunos metros a los corredores que íbamos juntos. Desde el público nos animan en la subida y alguien grita: “va! Que ja esteu! Que només queda esta i l’altra!” oigo algo que no quería oír, “l’altra!?” y efectivamente, cuando empezaba a recuperarme de la cuesta, cerca ya del 18k llega la segunda, con menos metros pero más pronunciada, me cuesta más, a todos nos cuesta más, a pesar de todo les saco más metros, lo que me permite afrontar los últimos metros con cierta ventaja sobre ellos, veo que aprietan, pero en asfalto y con pendiente a favor no pienso ceder ni un metro, casi sprintando llegamos al pueblo, curva, curva y ya entro en la plaza del ayuntamiento en la que hay mucha gente aplaudiendo, sonrío contento y paso por la meta.

Sin duda, junto con las vistas desde lo alto, que acabe ha sido lo mejor de la carrera. Paro el crono en 01:38:58, pero no tengo ninguna referencia que me haga pensar si está bien o mal, aunque apenas hay corredores en la llegada y me dan medalla (por megafonía han dicho que hay para los 100 primeros), puede que sea un buen tiempo. Busco a Saúl, no le veo, así que me espero estirando hasta que llega y me dice: “¿por dónde has venido?” los dos pensábamos que él iba delante, pero no era así. Al poco cuelgan la clasificación y Saly me dice: “el 39 mestre!” nunca había quedado en una posición así, me sorprende tanto como me alegra, ahora tocará completar el circuito, la próxima Alfondeguilla.

Saúl: 1:45:47
Pedro: 2:17:59

Mi carrera

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